La mezcla, ideas fundamentales:
El rápido desarrollo de los sistemas de audio digital han producido una “democratización” de la
tecnología de producción de audio, la cual, hasta hace poco tiempo, estaba únicamente en
manos de los profesionales del medio audiovisual. En la actualidad cualquier músico aficionado,
con una pequeña inversión, puede permitirse el lujo de tener en casa un pequeño estudio de
producción donde poder dar rienda suelta a sus “perversiones” musicales.
Muchos de estos músicos se sienten impotentes ante la cantidad de conceptos técnicos con los que tienen que
lidiar en la actualidad, y algunos de ellos llegan a invertir más tiempo en los aspectos técnicos
de audio (mezcla, masterización, compresiones, ecualizaciones...) que en lo que realmente es
importante (el tema musical en si).
No hay que olvidar que cualquier persona con un mínimo de gusto musical preferirá escuchar un
buen tema con un sonido normal a un tema horroroso con una producción excelente, así que es
contraproducente en un músico llegar a obsesionarse con cuestiones que sobrepasan sus
funciones. Sin embargo, es cierto que muchos de esos músicos podrían obtener una mejor
calidad en sus producciones invirtiendo menos tiempo, si conociesen algunos conceptos y
procedimientos básicos de los que se sirven los profesionales del sonido.
¿Qué podemos considerar como una buena mezcla?
El proceso de mezcla, aunque en sí implica una cantidad de aspectos técnicos importante,
puede considerarse como un proceso altamente creativo. Por esa razón el determinar si una
mezcla es buena o mala depende de muchos factores totalmente subjetivos. A veces
escuchamos un tema musical y pensamos “esto suena tremendo”, pero en muchas de esas
ocasiones si nos preguntasen por qué nos gusta como suena no sabríamos que contestar.
Imaginemos dos pintores que se han formado académicamente en la misma escuela y por tanto
ambos dominan las mismas técnicas. Si colocásemos un modelo delante de ellos y les
pidiéramos que lo plasmasen en un lienzo, los resultados podrían ser muy diferentes. Algo
parecido sucede con las mezclas. Si le dijéramos a dos ingenieros que hiciesen cada uno una
mezcla del mismo tema musical con el mismo equipo podrían salir dos mezclas muy diferentes,
aun cuando se sobreentiende que los dos ingenieros dominan todas las técnicas implicadas en el
proceso de mezcla. Puede suceder que tu al escuchar la mezcla de uno de ellos pienses que es
buena y al escuchar la otra pienses que es mala, que ambas son buenas, que ambas son
malas, ... o que alguna de ellas es simplemente perfecta. Ni que decir tiene que otra persona
probablemente tenga una opinión diferente a la tuya.
El primer paso para poder llegar a “la mezcla perfecta” es el de poder escuchar de forma
crítica un tema musical y poder analizar la forma en que fue mezclado. De esta forma, cuando
escuches un tema y te guste como suena podrás saber la razón por la que te gusta su sonido, lo
que a la larga te va a permitir ver qué es lo que te gustaría a ti que tuviera una mezcla tuya.
Para conseguir hacer un análisis crítico de una mezcla debemos escuchar un tema musical
fijándonos en algunos aspectos de la mezcla.
En primer lugar, podemos observar la relación entre los niveles de los diferentes elementos.
Una mezcla debe ser coherente en los niveles, ya que, por ejemplo, una guitarra rítmica con un
nivel superior al de la voz principal podría arruinar una mezcla. También hay que tener en
cuenta que a veces debemos hacer que un grupo de elementos suenen como un conjunto en vez
de como una suma de elementos aislados, como es el caso de los elementos de una batería, por
lo que, por ejemplo, al decidir el nivel de los timbales debemos basarnos en el nivel que tengan
el bombo y la caja.
Otro aspecto muy importante en una mezcla es el panorama. Es muy importante en una mezcla
el que cada elemento esté correctamente situado en el campo estéreo. Una técnica muy
extendida es la de colocar en el centro los elementos de bajas frecuencias (bombo y bajo) y los
elementos más importantes (como la voz principal, instrumentos solistas, caja...). Hay que
tener en cuenta que un buen panorama en una mezcla hace que los instrumentos se escuchen
de forma clara. En las ocasiones en las que tengamos un elemento que no somos capaces de
hacer oír claramente sin subir de forma extrema su nivel, probablemente, ajustando el
panorama y colocando dicho elemento en una zona donde no quede estorbado por otros
elementos, consigamos que se escuche claramente a un nivel razonable.
Aparte del panorama, para hacer que los elementos se escuchen de forma clara es muy
importante conseguir que la mezcla tenga un buen balance frecuencial. Por un lado, en una
mezcla se debe conseguir que todos los elementos tengan su espacio frecuencial.
cuando dos elementos comparten el mismo rango de frecuencias uno de ellos puede resultar indistinguible. Además
debemos conseguir que en la mezcla estén representadas todas las frecuencias audibles (de
20Hz a 20kHz) de forma que la escucha del tema musical resulte agradable.
Por otro lado, otro elemento fundamental en una mezcla es la dimensión. La dimensión en una
mezcla se consigue añadiendo efectos de reverberación, delays, flangers... Hay que tener en
cuenta que en la mayoría de producciones actuales (exceptuando la música sinfónica, música
de cámara, música coral...) los elementos de la mezcla están tomados con microfonía cercana,
lo que provoca que las pistas tengan muy poca influencia ambiental de la sala donde se ha
grabado, por lo que es muy probable que se necesite añadir de forma artificial ese ambiente
durante el proceso de mezcla. Además en la actualidad, la mayoría de instrumentos virtuales
nos van a dar un sonido carente de ambiente.
Llegados a este punto sería bueno que escucharas en tus monitores algunos temas musicales
que te gusten e intentaras analizar la mezcla basándote en los elementos que hemos citado
(niveles, panorama, balance frecuencial y dimensión). Piensa que una de las mejores formas de
aprender a mezclar es escuchando y analizando muchas mezclas, de forma similar a lo que te
sucede como músico, donde mucha de la música que sabes se lo debes a toda la música que has
escuchado en la vida. Además esto te va a valer para hacerte una idea fiel de como suenan tus
monitores ante producciones comerciales. Muchas veces nos sentamos delante de nuestros
monitores únicamente para trabajar y nunca llegamos a conocer como responden realmente. El
hacer audiciones de música comercial en los monitores donde trabajamos habitualmente nos va
a permitir saber cuando nuestro trabajo se está alejando demasiado del “mundo real”.
Una buena solución para no perder el buen rumbo a la hora de trabajar es la de hacer una
recopilación de temas de diferentes estilos musicales. Por ejemplo podemos tener bibliotecas con temas de rock, otro con temas flamencos, otro con
temas de música electrónica... La finalidad de esta biblioteca no es la de intentar copiar la
mezcla de alguno de los temas, sino la de refrescar nuestras orejas cuando tengamos lasensación de que lo que estamos haciendo puede que nos suene bien porque nos hayamos
acostumbrado a su sonido. Cuando no estemos seguro de nuestro criterio descansa unos minutos
y escucha algunos de los temas de tu biblioteca para refrescar tus oídos.
Pero, ¿qué es una buena mezcla? Podemos decir que una buena mezcla probablemente sea la
que reúna de forma correcta las características que hemos dicho antes (niveles, panorama,
balance frecuencial y dimensión) . Sin embargo que una mezcla cumpla con estas exigencias
solo asegura que una mezcla sea técnicamente correcta, lo cual puede distar mucho de
significar una mezcla perfecta. Ahí es donde entra la parte artística del proceso de mezcla. Un
buen ingeniero de mezcla debe saber de antemano qué dirección quiere dar al sonido de un
tema musical antes de haber movido un solo fader. Una mezcla debe estar siempre al servicio
de la música y no al servicio de quien mezcla. No debemos titubear a la hora de arriesgarnos a
dar una vuelta de tuerca más para lograr que la música con la que estamos tratando suene más
interesante y excitante. Tened siempre en mente que al mezclar debemos hacer que el oyente
encuentre interesante lo que escucha y no solo que quede impresionado en un primer momento
por el sonido y que a los cinco minutos haya perdido todo el interés por lo que escucha.
Por tanto podríamos decir que una buena mezcla es la que hace que la música sea excitante y
sea capaz de mantener la atención del oyente, aunque no suene todo lo técnicamente correcta
que hubiera sido posible.
Resumen del libro; La mezcla, de José Antonio Medina.